lunes, 27 de agosto de 2012

consideraciones sobre inteligencia emocional


Consideraciones.
"Tú has sido un hombre capaz de aceptar con igual semblante los premios y los reveses de fortuna. Dame un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo colocaré en el centro de mi corazón. ¡Ay! En el centro de mi corazón, como hago contigo…"
Hamlet a su amigo Horacio
Desde los tiempos de Platón, el autodominio, el ser capaces de soportar las tormentas emocionales, ha sido elogiado como una virtud.
La antigua palabra griega que lo definía era sophrosyne: cuidado e inteligencia para producir la propia vida, un equilibrio y sabiduría templados. 18
·         Charles Darwin indicó en sus trabajos la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y la adaptación. 19
En la literatura psicológica el término inteligencia emocional aparece en el año 1990, en un escrito de los psicólogos americanos Peter Salovey y John Mayer.
Sin embargo, fue con la publicación del best seller La Inteligencia Emocional (1995) de Daniel Goleman que el concepto se difundió rápidamente.
 A esta publicación le siguieron otras del mismo autor como:
1.       La práctica de la Inteligencia Emocional (1996) y
2.      Trabajando con la Inteligencia Emocional (1998).
La inteligencia, que proviene del latín "intelligentia" significa según el diccionario Larrouse: capacidad de entender, comprender, resolver problemas, habilidad, destreza, experiencia.
Sin embargo desde la perspectiva psicológica los conceptos de inteligencia no gozan de un consenso general y ha sido estudiada desde diversos enfoques, los cuales se diferencian al hacer énfasis en distintas concepciones sobre la estructura y el carácter, así como en elementos determinantes como la cultura, los componentes genéticos, procesos del desarrollo, entre otros.
Uno de los enfoques más difundidos: el psicométrico, propone la comprensión de la inteligencia a partir de su estructura o composición, centrándose en entender las capacidades en términos de factores y estructuras mentales estáticas a las que consideran responsables de las diferencias individuales en el rendimiento observadas a través de los tests de inteligencia. En este sentido se apoya la idea del carácter único o general de inteligencia.20
Como respuesta complementaria a esta perspectiva el Enfoque del Procesamiento de la Información plantea como objetivos, en lugar de estos análisis factoriales, los procesos que subyacen en la conducta inteligente, aportando información acerca estos, que constituyen el rendimiento inteligente, las estrategias combinadas que se emplean y su forma de organización.
La visión de Gardner se contrapone a éstas, ofreciéndole un carácter pluralista a la inteligencia e incluyendo un repertorio de capacidades más universales (aspectos de la inteligencia espacial, tareas de relevancia en la vida cotidiana) no incluidas en el espacio de la psicometría.
En lo relacionado a los determinantes de las capacidades se observan dos vertientes:
1.       una que defiende el corte innatista considerando la inteligencia como resultado de la acción genética, es decir, predeterminada en los niveles de desarrollo a alcanzar,
2.      y la otra que respalda los factores ambientales o contextuales, considerando la inteligencia como emergente de los intercambios con el medio y la educación, donde cobran un interés singular los aportes de Vigotsky, al resaltar las capacidades humanas sociales por su naturaleza, producto de la relación histórico-social, por lo que la relación del niño con los objetos del conocimiento está mediatizada por las relaciones que establece con los adultos y otros niños, y sólo después esta relación está mediatizada por los conocimientos propios y las representaciones mentales que se estructuran y reestructuran durante todo el proceso de apropiación de la cultura. 21
18 Bello Zoe, Estévez Nancy. Selección de Lecturas de Inteligencia Humana. Tomo I. Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.
19 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
20 Bello Zoe, Estévez Nancy. Selección de Lecturas de Inteligencia Humana. Tomo I. Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.
Consideramos pertinente este análisis, por cuanto pone el énfasis para la comprensión de la inteligencia, en la necesaria vinculación entre componentes cognoscitivos y afectivos de la personalidad en estas formaciones, a través de la interacción social, para que pueda constituir un factor de éxito.
Por lo que de manera general el término inteligencia está asociada al éxito que en alguna medida se obtiene en la realización de una actividad y en este sentido se ajusta a un criterio de valor en tanto lo que es exitoso no es sancionado socialmente.
Es decir que la inteligencia puede ser entendida como: "la realización exitosa de una o varias actividades encaminadas esencialmente a la asimilación de la cultura o la obtención de un producto valorado socialmente". 22
A partir de los estudios de Goleman, se ha llamado la atención sobre la importancia del tema emocional en las investigaciones sobre la inteligencia, considerando la vida emocional como un ámbito que puede ser manejado con mayor o menor destreza y requiere un conjunto de habilidades singulares que le permitirán al sujeto enfrentarse con éxito a situaciones de la vida cotidiana.
La emoción del latín "emótio" que viene del verbo "motere" que significa mover, es definida por la Real Academia Española como la excitación repentina del ánimo.23
Las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar.
La misma raíz etimológica de la palabra emoción proviene del verbo latino movere (moverse) más el prefijo -e-, significando algo así como (movimiento hacia) y sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción. 24
"Los fenómenos emocionales constituyen la reacción de respuesta de la personalidad, del organismo, ante una situación existente o posible, que favorece o no a su actividad vital, y que se corresponde o no con sus normas y orientaciones de valor."25
Esta definición nos permite comprender que el surgimiento de las emociones está determinado en gran medida por las variaciones situacionales del medio circundante.
Las emociones, han sido vistas como reacciones afectivas de aparición brusca, de gran intensidad, de carácter transitorio y acompañado de cambios somáticos ostensibles.
 Se presentan ante una situación de emergencia o ante estímulos de carácter sorpresivo o de gran intensidad.
Constituyen elementos imprescindibles para el autoconocimiento y la auto conservación que nos conectan profundamente con nosotros mismos.26
Al decir de Goleman las emociones se pueden considerar en términos de familias y dimensiones.
De acuerdo con la agrupación que realiza, las principales familias con los respectivos miembros de éstas son:
Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, soledad, irritabilidad, hostilidad, y en caso extremo, odio y violencia.
Miedo: ansiedad, preocupación, temor, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror, en caso psicopatológico, fobia ypánico.
Alegría: felicidad, gozo, deleite, tranquilidad, diversión, estremecimiento, satisfacción, euforia, éxtasis.
21 Ídem. 22 Ídem.
23 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008.
4 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
25 Colectivo de autores. Problemas teóricos de la psicología de la personalidad. Editorial Orbe, La Habana, 1980.
26 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008.
Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento.
Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto, repugnancia.
Vergüenza: culpa, perplejidad, remordimiento, humillación, pesar, aflicción.
Cada una de estas familias se agrupa en torno a un núcleo fundamental a partir de la cual se derivan las restantes emociones a modo de olas. 27
Dichas "olas" se refieren a los estados de ánimo, los cuales son más variables y perduran más tiempo que las emociones; los temperamentos, que se definen por las tendencias del sujeto a evocar determinadas emociones o estados de ánimo que lo convierten en una persona con un temperamento especialmente melancólico, colérico, flemático o sanguíneo; y finalmente los desórdenes emocionales como la depresión o ansiedad continua, en los que se puede apreciar mayor intensidad y duración.
A diferencia de las emociones, los sentimientos son estados afectivos de menor intensidad, lenta aparición, carácter más constante y no se acompañan de cambios somáticos ostensibles.
Estos son el resultado del desarrollo y la fijación de estados afectivos estables, determinados en gran medida por la historia personal del sujeto.
Las emociones y sentimientos ofrecen una relación de continuidad, lo cual hace que coincidan emociones y sentimientos del mismo nombre, pero conceptualmente diferentes, teniendo en cuenta los criterios anteriormente expuestos.
No obstante, ambos le otorgan a la conducta humana gran flexibilidad, teniendo en cuenta que el individuo actúa bajo la presión de estos, por lo que adquieren importancia motivadora de actitudes y acciones concretas, apareciendo como impulsos internos hacia la actividad, en tanto, manifestación de las necesidades de la personalidad.
Según S. L. Rubinstein "en los procesos emocionales se establece un vínculo, una interrelación entre el transcurso de los acontecimientos, que se efectúa de acuerdo o en contra de las necesidades del individuo, y el transcurso de su actividad, dirigida a la satisfacción de estas necesidades" 28 por lo que su importancia se relaciona además con funciones reguladoras, correctoras.
A partir de estas consideraciones se aprecia la relación recíproca entre los estados emocionales del sujeto y su actuación, lo que confirma la necesidad del desarrollo de la inteligencia emocional para enfrentarse exitosamente a sus actividades.
Salovey y Mayer (1990) definen la inteligencia emocional como: "la capacidad de regular los sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos como guía del pensamiento y la acción."29
Para Goleman, quien profundizó en los estudios comenzados por estos teóricos, el término inteligencia emocional tiene que ver con "la capacidad de reconocer los propios sentimientos y los de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos." 30
Es decir, que el término integra un conjunto de características como:
·         ser capaz de motivarse,
·         persistir frente a las decepciones,
·         regular el humor,
·         mostrar empatía,
·         controlar los impulsos.

Es la inteligencia emocional, mediadora entre lo emocional y lo intelectual en función del desarrollo armónico del individuo, cuestión de gran importancia, teniendo en cuenta no solo la unidad entre emociones e intelecto que tiene lugar en la personalidad del sujeto, sino la unidad de lo afectivo o emocional y lo intelectual dentro de las emociones mismas.
Es decir que estos elementos (capacidades emocionales y capacidades cognoscitivas) no se contraponen, sino que se interrelacionan en forma dinámica.
27 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
28 Colectivo de autores. Problemas teóricos de la psicología de la personalidad. Editorial Orbe, La Habana, 1980.
29 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana,
2008.
30 Ídem
Es primordial comprender que la inteligencia emocional no es un parámetro marcado desde nuestro nacimiento, sino que tiene un carácter aprensible, es posible desarrollarla, fomentarla.
A partir de estas ideas pudiéramos aproximarnos con mayor precisión a las siguientes interrogantes:
¿Cómo utilizar las emociones inteligentemente?
¿Qué implica ser un individuo emocionalmente inteligente?
Ser un individuo emocionalmente inteligente supone el manejo de un conjunto de habilidades como poseer un gran conocimiento de sí mismo, reconocer por tanto sus emociones, sentimientos e interrelaciones, ser consciente de sus capacidades y posibilidades reales, establecer metas en correspondencia con éstas, acomodar sus expectativas manteniendo un adecuado nivel de felicidad personal y relacional.
Implica habilidades y capacidades, tales como:
1.       la autorregulación y el autocontrol a partir del aprendizaje del manejo de los estados internos, impulsos y emociones en función de facilitar la tarea, beneficiando los resultados esperados de la actividad.
2.      Significa ser capaces de aceptar la responsabilidad del desempeño personal. Son también características; la adaptabilidad y flexibilidad ante los cambios; la empatía, al ser capaces de captar sentimientos, necesidades e intereses de los otros.
3.      Cumple también un papel importante la motivación, cuando el individuo se esfuerza por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia, estando consciente de los puntos débiles y fuertes, manteniendo una actitud positiva, y al mismo tiempo realista de sus posibilidades.
Finalmente, habilidades sociales como la influencia, la comunicación, el liderazgo, la resolución de conflictos, la colaboración, cooperación y capacidad de trabajo en equipo, caracterizan la inteligencia emocional en un individuo.
En resumen, partiendo de los preceptos que ofrece Goleman, la inteligencia emocional determina la capacidad potencial de la cual se dispone para aprender las habilidades prácticas basadas en los elementos compositivos siguientes:
Conciencia de uno mismo: Atención continua a los propios estados internos, conciencia autoreflexiva en la que la mente se ocupa de observar e investigar la experiencia misma, incluidas las emociones.
Capacidad de identificar las emociones y sentimientos en el mismo momento que aparecen, de modo tal que posibilite la comprensión de uno mismo y el uso de las preferencias propias para guiar la toma de decisiones, basada en una evaluación realista de las capacidades y una sensación asentada de confianza en uno mismo.
 Autorregulación: Capacidad para el manejo adecuado de las emociones y los impulsos conflictivos, es deshacerse de los estados de ánimos negativos. Control de los estados, impulsos y recursos internos responsable y flexiblemente en función de facilitar la tarea que se lleva a cabo beneficiando los resultados esperados de la actividad.
Motivación: Uso de los preferencias más profundas para encaminarse hacia los objetivos, ayudarse a tomar iniciativas, ser más eficaces y perseverantes a pesar de los contratiempos y frustraciones que puedan presentarse. Adecuar las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de los objetivos.
Empatía: Ser capaces de reconocer las emociones ajenas, ponerse en el lugar de otras personas. Esta capacidad se asienta en la conciencia de uno mismo.
Habilidades sociales: Habilidad para relacionarnos adecuadamente con las relaciones ajenas, lo que posibilita interactuar con otros, comunicarse, influir, colaborar, manejar bien los conflictos y las emociones en las relaciones, interpretando adecuadamente las situaciones y las redes sociales.
Para una mayor comprensión de estas dimensiones proponemos su análisis a partir de las derivaciones ofrecidas por el propio Goleman en sus trabajos.
En este sentido, de las dimensiones tales como conciencia de uno mismo, se derivan capacidades como:
Conciencia emocional (reconocer las propias emociones y sus efectos) autovaloración adecuada (conocer fortalezas y debilidades) y
autoconfianza (seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades).
La autorregulación supone capacidades como el autocontrol (manejo adecuado de emociones e impulsos conflictivos), la adaptabilidad (flexibilidad para afrontar los cambios), entre otras.
La motivación integra la motivación de logro (esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia), la iniciativa (prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión) y el optimismo (persistencia en la consecución de objetivos a pesar de los obstáculos y contratiempos).
La empatía que implica (comprensión de los demás, desarrollo de los demás, aprovechamiento de la diversidad, orientación hacia el servicio).
Las habilidades sociales suponen (fomentar las relaciones instrumentales, trabajar con otros en la consecución de objetivos compartidos, creación de una sinergia, complementación de energías que contribuya a alcanzar los objetivos del grupo.)
Constituyen elementos de análisis primordiales, la importancia que concedemos al reaprendizaje emocional; la cual nos permite defender la posibilidad de remodelar los hábitos emocionales en función de que favorezcan el bienestar y desempeño eficaz del sujeto en las distintas esferas de su vida.
Finalmente queremos subrayar que las habilidades emocionales no se contraponen a las intelectuales o cognoscitivas, sino que se integran, de igual forma que el concepto de inteligencia emocional al de inteligencia, aunque la presente investigación se centra en el desarrollo de capacidades y habilidades emocionales, partiendo de que éstas aportan al sujeto:
·         persistencia,
·         entusiasmo,
·         autocontrol y
·         optimismo, necesarios para la salud, las relaciones, el éxito y el bienestar humano, lo que constituyen premisas importantes para el desarrollo personal de los lanzadores y su rendimiento en la Competencia deportiva.

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