martes, 28 de agosto de 2012

tareas para la preparación psicológica del equipo BÚFFALOS de Béisbol:


tareas para la preparación psicológica del equipo BÚFFALOS de  Béisbol:
Ayudar a identificar a los entrenadores y deportistas los factores ambientales que influyen en su comportamiento.
Asesorar al entrenador sobre sus propias relaciones con los deportistas y entre deportistas.
Planificar sistemáticamente la preparación y entrenamiento psicológico.
Preparar psicológicamente a los deportistas mediante técnicas adecuadas al béisbol y a las peculiaridades de cada pelotero.
Enseñar las pericias psicológicas a los entrenadores y asistirlos en forma directa.
La preparación psicológica ha sido dividida en dos etapas: preparación psicológica general y preparación psicológica especial.
La preparación psicológica general se planifica para los primeros 12 microciclos de entrenamientos y está dirigida a la solución de tareas psicológicas de:
  1. La mejora de ciertas cualidades de la personalidad imprescindibles para la asimilación técnica – táctica y de la preparación física.
  2. La formación de la disposición psíquica para una participación efectiva en la Serie Nacional.
  3. Teniendo en cuenta los resultados alcanzados en la preparación psicológica de la última Serie Nacional, se declaran tres fases de trabajo: planificación,diagnóstico e intervenciones.
  4. En la fase de diagnóstico, se busca conocer las principales habilidades psicológicas que necesitan desarrollarse en el equipo
  5. Para dicho diagnóstico se aplicaran los siguientes instrumentos psicológicos:

  • Entrevista a atletas para conocer lo que piensan, sienten y hacen antes, durante y después de los entrenamientos y competencias.
  • Entrevista a entrenadores para que nos entreguen más información sobre los peloteros y definir los roles que ocuparan dentro del equipo.
  • Entrevista a entrenadores para conocer los principales rasgos de su personalidad que pudieran ser utilizados como puntos positivos dentro del proceso de entrenamiento o rasgos a trabajar por el psicólogo

lunes, 27 de agosto de 2012

expresión de la inteligencia emocional en el pitcher


Su expresión en la figura del lanzador en el béisbol.
"...Cada jugada está escrita en el viento, la gloria está esperando a quien la sepa leer…"
(Tomado de la canción "Soñar en azul" del dúo Buena Fe)
En el alto rendimiento deportivo, las exigencias y demandas de la competencia son cada vez mayores.
Cuba ostenta excelentes resultados en el béisbol, expuestos en eventos nacionales e internacionales.
Ello se sustenta en la ardua preparación que reciben nuestros peloteros, y la entrega y pasión desmedida de los cubanos hacia su deporte nacional.
Santiago de Cuba es una de las provincias de nuestro país que históricamente ha mostrado un elevado nivel de calidad en la práctica del béisbol.
Ello, se constata en las repetidas obtenciones de títulos de campeones nacionales, y en la presencia sistemática de varios jugadores santiagueros en los equipos que nos representan internacionalmente.
No han sido pocos los lanzadores que ha brindado el pueblo santiaguero al movimiento deportivo con magníficos resultados y records impuestos.
Las carreras deportivas de hombres como Braudilio Vinent, José Luis Alemán, Norge Luis Vera, Ormari Romero, entre otros, nos permiten confirmar lo antes mencionado. No obstante los resultados actuales del pitcheo demandan una mayor preparación de nuestros lanzadores.
El lanzador como ya se planteó anteriormente, ocupa un puesto fundamental y decisivo en los equipos de béisbol, por ser la figura de la que parten las acciones ofensivas y defensivas, encontrándose bajo mucha presión en las competencias.
Además de la innegable importancia de la preparación física y táctica, la preparación psicológica ocupa un lugar esencial en la preparación del lanzador para la fase competitiva, teniendo en cuenta las problemáticas que estos pueden presentar antes, durante o después del juego de pelota, expresadas en emociones, que tienen su base en el miedo a perder, a fracasar, a equivocarse, a lesionarse, a hacer el ridículo, a la competencia, a los rivales, a no poder dar lo que se espera de ellos.
El desarrollo de las cualidades del atleta desde el punto de vista personológico ocupa un lugar esencial en este sentido, teniendo en cuenta todo lo que implica la carrera deportiva en términos de consagración, dedicación, obstáculos, renuncias, esfuerzos, obligaciones, y compromisos.
Estos atletas comienzan su trayectoria deportiva desde muy pequeños, y en aras de convertirse en deportistas de alto rendimiento dedican la mayor parte del tiempo a los entrenamientos, las competencias, quedándoles pocos espacios para otras actividades características de la etapa del desarrollo por la que atraviesan.
Las condiciones, el medio y los requerimientos del deporte les demandan el desarrollo de procesos y cualidades psíquicas anticipadamente, en relación con otros adolescentes y jóvenes.
En el caso de los jugadores de béisbol estas exigencias se hacen más notorias, ya que al ser éste nuestro deporte nacional, posee a nivel social mayor significación y alcance en relación con otros deportes, razón por la que se articulan diversas representaciones en torno al béisbol y sus jugadores, integradas en opiniones, actitudes, conocimientos, creencias, que a su vez orientan el comportamiento de todas aquellas personas involucradas de alguna forma en este escenario, incluyendo al público, los árbitros, entrenadores, jugadores, amistades, familiares.
Estos introducen visiones sesgadas a las representaciones adquiriendo dimensiones de estereotipos y prejuicios, respecto a un jugador, a una jugada, a un equipo, a una decisión, deformando la visión de la realidad en correspondencia con los intereses y necesidades de cada persona, es decir construyendo "su propia realidad".
Dichos sesgos en ocasiones nos imposibilitan comprender que cada atleta posee características individuales, una historia personal que los marca y determina sus comportamientos, y que al igual que a otras personas se les presentan dificultades, situaciones adversas, conflictos, los cuales influyen en sus actuaciones y rendimientos.
De este modo estas representaciones y estereotipos atraviesan la subjetividad del atleta; en este caso nos referimos a los lanzadores, a quienes se les juzga doblemente por la responsabilidad del triunfo o revés del equipo.
Ello influye en la aparición de reacciones emocionales negativas de enojo
ira, ansiedad, inseguridad, angustia, así como procesos autovalorativos inadecuados, desmotivación, pesimismo, influyendo paralelamente en el rendimiento y el bienestar del sujeto.
De aquí la necesidad de que el lanzador aprenda a controlar sus emociones, de manera que éstas no influyan en su desempeño profesional negativamente, partiendo de que los estados emocionales del individuo condicionan su actuación y a su vez el carácter de las emociones y la estructura de los procesos emocionales dependen de la actuación del sujeto.
Constituye la inteligencia emocional un sistema que integra habilidades, competencias, capacidades y que puede ser desarrollada en los lanzadores, teniendo en cuenta que no se nace con ella, sino que es aprensible.
El desarrollo de la misma en los lanzadores permitiría disminuir las tensiones, ansiedades, miedos, conductas agresivas impulsadas por la ira, entre otras, que tienden a disminuir el rendimiento y a provocar malestar en los atletas.
·         Un lanzador que cuenta con los recursos psicológicos que le provee la inteligencia emocional tendrá más probabilidades de mostrar su capacidad adaptativa y creadora ante los cambios, autocontrol, motivación para lograr determinados objetivos y metas propuestas, así como establecer mejores relaciones con sus compañeros de equipo.
·         Se promovería mayor tolerancia a la frustración, al fracaso, recursos de afrontamiento superiores, resolución de conflictos y enfrentamiento positivo a los cambios.
En correspondencia con lo antes expuesto y en aras de darle cumplimiento a los objetivos de la investigación, basándonos en el análisis de los referentes teóricos asumidos y la situación problèmica del presente estudio, planteamos los siguientes indicadores teóricos de desarrollo de la inteligencia emocional en los lanzadores:
Reconocimiento de las propias emociones y sentimientos y sus efectos en la actuación deportiva: Habilidad de identificación de emociones y sentimientos que emergen comúnmente en la actuación deportiva en función de comprender las interrelaciones que se establecen entre las emociones, sentimientos y su influencia en la práctica deportiva.
Se trata de reconocer cómo los sentimientos y emociones influyen en el desempeño del lanzador, tanto positiva como negativamente.
Índices de valoración:
Ser responsables de los efectos de emociones y sentimientos en su actuación deportiva.
Tomar conciencia de debilidades y fortalezas en este sentido, en función de adquirir una visión clara de los puntos que deben fortalecer.
Desarrollo de una conducta reflexiva tendiente al autodominio y autocontrol emocional.
Autocontrol: Habilidad para manejar y regular emociones y sentimientos responsable y flexiblemente, de manera que no intervengan nocivamente en la actuación deportiva, en función de afrontar cambios y situaciones de tensión durante los juegos. Mantenimiento del control de las emociones con el fin de facilitar el rendimiento deportivo.
Índices de valoración:
§ Regulación de impulsos y emociones disociadoras.
§ Perseverancia y optimismo ante contratiempos y conflictos que se le presentan a los lanzadores durante el juego.
§ Desarrollo del nivel de tolerancia hacia lo inesperado.
Motivación hacia la carrera deportiva: Habilidad de movilizar la conducta en función de aprovechar oportunidades y fortalezas que permitan alcanzar objetivos y metas propuestas, ayudarse a tomar iniciativas, ser más eficaces y perseverantes frente a contradicciones y contratiempos que se les presentan.
Índices de valoración:
§ Desarrollo de la valoración adecuada del nivel de aspiraciones y posibilidades reales.
§ Adecuación de las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de los objetivos propuestos mejorando la actuación.
§ Motivación hacia el logro de mejores resultados.
§ Operación con la idea del éxito en lugar del miedo al fracaso.
Capacidad de Adaptación: Capacidad para detectar, analizar y enfrentar satisfactoriamente los continuos cambios que tienen lugar en el juego de béisbol. Este indicador está relacionado con el afrontamiento de múltiples demandas y el establecimiento rápido y oportuno de las prioridades en determinadas situaciones de juego, eliminando o disminuyendo la influencia entorpecedora de emociones conflictivas o disociadoras en la competencia.
Índices de valoración:
§ Desarrollo de la toma de decisiones y autodeterminación.
§ Desarrollo de la iniciativa.
§ Jerarquización ante las múltiples demandas.
§ Asimilación de las acciones que se le encomiendan y las decisiones de árbitros o dirección del equipo.
El desarrollo de la inteligencia emocional, objeto de nuestro estudio, expresado mediante estos indicadores teóricos, estará encaminado esencialmente a promover un aprendizaje que estimule las potencialidades del sujeto, conduciendo a transformaciones en éste en los ámbitos donde acontece su vida, propiciando la toma de conciencia de las contradicciones que emergen en los mismos y el protagonismo y la participación en la búsqueda de nuevas alternativas y respuestas a las dificultades y exigencias que se les presentan en el rol que asumen.
Es preciso comprender a los lanzadores como sujetos psicológicos, lo que implica tener en cuenta la interrelación que se establece entre su personalidad (sistema de recursos psicológicos que posee, que se han ido configurando, conformando, en determinadas estructuras), su historia personal (experiencias, vivencias de éxitos, fracasos, que pueden actualizarse y ejercer una influencia directa en sus actuaciones), sus características cognitivas (nivel de formación, calidad y funcionamiento de los procesos que participan en la recepción, asimilación, procesamiento y utilización de la información), impulsores internos no conscientes(impulsos sexuales, agresivos, compulsivos), características del sistema nervioso central (fuerza, equilibrio y movilidad), su estado funcional actual (nivel de satisfacción de necesidades orgánicas, estados emocionales, estado de salud) y la situación en la que se encuentra (ambiente físico, natural, social y emocional).31
Estos componentes se integran dinámicamente, aunque mantienen su influencia independiente y orientan los comportamientos y la actividad del individuo. Constituyen elementos de análisis significativos en tanto posibilitan entender el funcionamiento de los lanzadores, verlos reflejados en su integridad, resolver sus problemas psicológicos, promover su autodesarrollo mediante la adquisición de habilidades y la generación de acciones para desarrollar hábitos y competencias personales, lo cual les permitirá enfrentar exitosamente las exigencias de la actividad deportiva, propiciar su crecer como individuos y preservar la salud humana, siendo congruentes con los problemas del quehacer psicológico.
En sentido general se abordaron en este capítulo la aproximación a aspectos teórico metodológicos que distinguen a la Psicología del Deporte, rama a la que pertenece la presente investigación.
Las características del béisbol como deporte de conjunto y la reseña sobre el Equipo de Béisbol de Santiago de Cuba nos permitieron valorar la trascendencia del béisbol en nuestro país y particularmente en nuestra provincia, los requerimientos desde el punto de vista físico, técnico- táctico, teórico y psicológico que les demanda la preparación a los lanzadores y las asignaciones sociales atribuidas, que explican estados emocionales negativos y dificultades en sus actuaciones deportivas.
A partir de esta situación se hizo necesario el acercamiento a la inteligencia emocional como alternativa de cambio y crecimiento para los lanzadores, expresada mediante el desarrollo de sus indicadores e índices de valoración.
De este modo emerge la necesidad de sustentar la investigación en una metodología capaz de propiciar el cambio y la transformación, elementos que serán explicados en el siguiente capítulo.
31 Arias Herrera Héctor: Propuesta para la Estructuración de una Teoría de Sujeto Psicológico. Sus implicaciones para la
Psicología. (Artículo en soporte digital).

consideraciones sobre inteligencia emocional


Consideraciones.
"Tú has sido un hombre capaz de aceptar con igual semblante los premios y los reveses de fortuna. Dame un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo colocaré en el centro de mi corazón. ¡Ay! En el centro de mi corazón, como hago contigo…"
Hamlet a su amigo Horacio
Desde los tiempos de Platón, el autodominio, el ser capaces de soportar las tormentas emocionales, ha sido elogiado como una virtud.
La antigua palabra griega que lo definía era sophrosyne: cuidado e inteligencia para producir la propia vida, un equilibrio y sabiduría templados. 18
·         Charles Darwin indicó en sus trabajos la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y la adaptación. 19
En la literatura psicológica el término inteligencia emocional aparece en el año 1990, en un escrito de los psicólogos americanos Peter Salovey y John Mayer.
Sin embargo, fue con la publicación del best seller La Inteligencia Emocional (1995) de Daniel Goleman que el concepto se difundió rápidamente.
 A esta publicación le siguieron otras del mismo autor como:
1.       La práctica de la Inteligencia Emocional (1996) y
2.      Trabajando con la Inteligencia Emocional (1998).
La inteligencia, que proviene del latín "intelligentia" significa según el diccionario Larrouse: capacidad de entender, comprender, resolver problemas, habilidad, destreza, experiencia.
Sin embargo desde la perspectiva psicológica los conceptos de inteligencia no gozan de un consenso general y ha sido estudiada desde diversos enfoques, los cuales se diferencian al hacer énfasis en distintas concepciones sobre la estructura y el carácter, así como en elementos determinantes como la cultura, los componentes genéticos, procesos del desarrollo, entre otros.
Uno de los enfoques más difundidos: el psicométrico, propone la comprensión de la inteligencia a partir de su estructura o composición, centrándose en entender las capacidades en términos de factores y estructuras mentales estáticas a las que consideran responsables de las diferencias individuales en el rendimiento observadas a través de los tests de inteligencia. En este sentido se apoya la idea del carácter único o general de inteligencia.20
Como respuesta complementaria a esta perspectiva el Enfoque del Procesamiento de la Información plantea como objetivos, en lugar de estos análisis factoriales, los procesos que subyacen en la conducta inteligente, aportando información acerca estos, que constituyen el rendimiento inteligente, las estrategias combinadas que se emplean y su forma de organización.
La visión de Gardner se contrapone a éstas, ofreciéndole un carácter pluralista a la inteligencia e incluyendo un repertorio de capacidades más universales (aspectos de la inteligencia espacial, tareas de relevancia en la vida cotidiana) no incluidas en el espacio de la psicometría.
En lo relacionado a los determinantes de las capacidades se observan dos vertientes:
1.       una que defiende el corte innatista considerando la inteligencia como resultado de la acción genética, es decir, predeterminada en los niveles de desarrollo a alcanzar,
2.      y la otra que respalda los factores ambientales o contextuales, considerando la inteligencia como emergente de los intercambios con el medio y la educación, donde cobran un interés singular los aportes de Vigotsky, al resaltar las capacidades humanas sociales por su naturaleza, producto de la relación histórico-social, por lo que la relación del niño con los objetos del conocimiento está mediatizada por las relaciones que establece con los adultos y otros niños, y sólo después esta relación está mediatizada por los conocimientos propios y las representaciones mentales que se estructuran y reestructuran durante todo el proceso de apropiación de la cultura. 21
18 Bello Zoe, Estévez Nancy. Selección de Lecturas de Inteligencia Humana. Tomo I. Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.
19 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
20 Bello Zoe, Estévez Nancy. Selección de Lecturas de Inteligencia Humana. Tomo I. Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.
Consideramos pertinente este análisis, por cuanto pone el énfasis para la comprensión de la inteligencia, en la necesaria vinculación entre componentes cognoscitivos y afectivos de la personalidad en estas formaciones, a través de la interacción social, para que pueda constituir un factor de éxito.
Por lo que de manera general el término inteligencia está asociada al éxito que en alguna medida se obtiene en la realización de una actividad y en este sentido se ajusta a un criterio de valor en tanto lo que es exitoso no es sancionado socialmente.
Es decir que la inteligencia puede ser entendida como: "la realización exitosa de una o varias actividades encaminadas esencialmente a la asimilación de la cultura o la obtención de un producto valorado socialmente". 22
A partir de los estudios de Goleman, se ha llamado la atención sobre la importancia del tema emocional en las investigaciones sobre la inteligencia, considerando la vida emocional como un ámbito que puede ser manejado con mayor o menor destreza y requiere un conjunto de habilidades singulares que le permitirán al sujeto enfrentarse con éxito a situaciones de la vida cotidiana.
La emoción del latín "emótio" que viene del verbo "motere" que significa mover, es definida por la Real Academia Española como la excitación repentina del ánimo.23
Las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar.
La misma raíz etimológica de la palabra emoción proviene del verbo latino movere (moverse) más el prefijo -e-, significando algo así como (movimiento hacia) y sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción. 24
"Los fenómenos emocionales constituyen la reacción de respuesta de la personalidad, del organismo, ante una situación existente o posible, que favorece o no a su actividad vital, y que se corresponde o no con sus normas y orientaciones de valor."25
Esta definición nos permite comprender que el surgimiento de las emociones está determinado en gran medida por las variaciones situacionales del medio circundante.
Las emociones, han sido vistas como reacciones afectivas de aparición brusca, de gran intensidad, de carácter transitorio y acompañado de cambios somáticos ostensibles.
 Se presentan ante una situación de emergencia o ante estímulos de carácter sorpresivo o de gran intensidad.
Constituyen elementos imprescindibles para el autoconocimiento y la auto conservación que nos conectan profundamente con nosotros mismos.26
Al decir de Goleman las emociones se pueden considerar en términos de familias y dimensiones.
De acuerdo con la agrupación que realiza, las principales familias con los respectivos miembros de éstas son:
Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, soledad, irritabilidad, hostilidad, y en caso extremo, odio y violencia.
Miedo: ansiedad, preocupación, temor, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror, en caso psicopatológico, fobia ypánico.
Alegría: felicidad, gozo, deleite, tranquilidad, diversión, estremecimiento, satisfacción, euforia, éxtasis.
21 Ídem. 22 Ídem.
23 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008.
4 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
25 Colectivo de autores. Problemas teóricos de la psicología de la personalidad. Editorial Orbe, La Habana, 1980.
26 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana, 2008.
Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento.
Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto, repugnancia.
Vergüenza: culpa, perplejidad, remordimiento, humillación, pesar, aflicción.
Cada una de estas familias se agrupa en torno a un núcleo fundamental a partir de la cual se derivan las restantes emociones a modo de olas. 27
Dichas "olas" se refieren a los estados de ánimo, los cuales son más variables y perduran más tiempo que las emociones; los temperamentos, que se definen por las tendencias del sujeto a evocar determinadas emociones o estados de ánimo que lo convierten en una persona con un temperamento especialmente melancólico, colérico, flemático o sanguíneo; y finalmente los desórdenes emocionales como la depresión o ansiedad continua, en los que se puede apreciar mayor intensidad y duración.
A diferencia de las emociones, los sentimientos son estados afectivos de menor intensidad, lenta aparición, carácter más constante y no se acompañan de cambios somáticos ostensibles.
Estos son el resultado del desarrollo y la fijación de estados afectivos estables, determinados en gran medida por la historia personal del sujeto.
Las emociones y sentimientos ofrecen una relación de continuidad, lo cual hace que coincidan emociones y sentimientos del mismo nombre, pero conceptualmente diferentes, teniendo en cuenta los criterios anteriormente expuestos.
No obstante, ambos le otorgan a la conducta humana gran flexibilidad, teniendo en cuenta que el individuo actúa bajo la presión de estos, por lo que adquieren importancia motivadora de actitudes y acciones concretas, apareciendo como impulsos internos hacia la actividad, en tanto, manifestación de las necesidades de la personalidad.
Según S. L. Rubinstein "en los procesos emocionales se establece un vínculo, una interrelación entre el transcurso de los acontecimientos, que se efectúa de acuerdo o en contra de las necesidades del individuo, y el transcurso de su actividad, dirigida a la satisfacción de estas necesidades" 28 por lo que su importancia se relaciona además con funciones reguladoras, correctoras.
A partir de estas consideraciones se aprecia la relación recíproca entre los estados emocionales del sujeto y su actuación, lo que confirma la necesidad del desarrollo de la inteligencia emocional para enfrentarse exitosamente a sus actividades.
Salovey y Mayer (1990) definen la inteligencia emocional como: "la capacidad de regular los sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos como guía del pensamiento y la acción."29
Para Goleman, quien profundizó en los estudios comenzados por estos teóricos, el término inteligencia emocional tiene que ver con "la capacidad de reconocer los propios sentimientos y los de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos." 30
Es decir, que el término integra un conjunto de características como:
·         ser capaz de motivarse,
·         persistir frente a las decepciones,
·         regular el humor,
·         mostrar empatía,
·         controlar los impulsos.

Es la inteligencia emocional, mediadora entre lo emocional y lo intelectual en función del desarrollo armónico del individuo, cuestión de gran importancia, teniendo en cuenta no solo la unidad entre emociones e intelecto que tiene lugar en la personalidad del sujeto, sino la unidad de lo afectivo o emocional y lo intelectual dentro de las emociones mismas.
Es decir que estos elementos (capacidades emocionales y capacidades cognoscitivas) no se contraponen, sino que se interrelacionan en forma dinámica.
27 Goleman Daniel. La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, México, 1996.
28 Colectivo de autores. Problemas teóricos de la psicología de la personalidad. Editorial Orbe, La Habana, 1980.
29 Martínez Gómez Cristóbal. Consideraciones sobre Inteligencia Emocional. Editorial Científico Técnica, La Habana,
2008.
30 Ídem
Es primordial comprender que la inteligencia emocional no es un parámetro marcado desde nuestro nacimiento, sino que tiene un carácter aprensible, es posible desarrollarla, fomentarla.
A partir de estas ideas pudiéramos aproximarnos con mayor precisión a las siguientes interrogantes:
¿Cómo utilizar las emociones inteligentemente?
¿Qué implica ser un individuo emocionalmente inteligente?
Ser un individuo emocionalmente inteligente supone el manejo de un conjunto de habilidades como poseer un gran conocimiento de sí mismo, reconocer por tanto sus emociones, sentimientos e interrelaciones, ser consciente de sus capacidades y posibilidades reales, establecer metas en correspondencia con éstas, acomodar sus expectativas manteniendo un adecuado nivel de felicidad personal y relacional.
Implica habilidades y capacidades, tales como:
1.       la autorregulación y el autocontrol a partir del aprendizaje del manejo de los estados internos, impulsos y emociones en función de facilitar la tarea, beneficiando los resultados esperados de la actividad.
2.      Significa ser capaces de aceptar la responsabilidad del desempeño personal. Son también características; la adaptabilidad y flexibilidad ante los cambios; la empatía, al ser capaces de captar sentimientos, necesidades e intereses de los otros.
3.      Cumple también un papel importante la motivación, cuando el individuo se esfuerza por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia, estando consciente de los puntos débiles y fuertes, manteniendo una actitud positiva, y al mismo tiempo realista de sus posibilidades.
Finalmente, habilidades sociales como la influencia, la comunicación, el liderazgo, la resolución de conflictos, la colaboración, cooperación y capacidad de trabajo en equipo, caracterizan la inteligencia emocional en un individuo.
En resumen, partiendo de los preceptos que ofrece Goleman, la inteligencia emocional determina la capacidad potencial de la cual se dispone para aprender las habilidades prácticas basadas en los elementos compositivos siguientes:
Conciencia de uno mismo: Atención continua a los propios estados internos, conciencia autoreflexiva en la que la mente se ocupa de observar e investigar la experiencia misma, incluidas las emociones.
Capacidad de identificar las emociones y sentimientos en el mismo momento que aparecen, de modo tal que posibilite la comprensión de uno mismo y el uso de las preferencias propias para guiar la toma de decisiones, basada en una evaluación realista de las capacidades y una sensación asentada de confianza en uno mismo.
 Autorregulación: Capacidad para el manejo adecuado de las emociones y los impulsos conflictivos, es deshacerse de los estados de ánimos negativos. Control de los estados, impulsos y recursos internos responsable y flexiblemente en función de facilitar la tarea que se lleva a cabo beneficiando los resultados esperados de la actividad.
Motivación: Uso de los preferencias más profundas para encaminarse hacia los objetivos, ayudarse a tomar iniciativas, ser más eficaces y perseverantes a pesar de los contratiempos y frustraciones que puedan presentarse. Adecuar las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de los objetivos.
Empatía: Ser capaces de reconocer las emociones ajenas, ponerse en el lugar de otras personas. Esta capacidad se asienta en la conciencia de uno mismo.
Habilidades sociales: Habilidad para relacionarnos adecuadamente con las relaciones ajenas, lo que posibilita interactuar con otros, comunicarse, influir, colaborar, manejar bien los conflictos y las emociones en las relaciones, interpretando adecuadamente las situaciones y las redes sociales.
Para una mayor comprensión de estas dimensiones proponemos su análisis a partir de las derivaciones ofrecidas por el propio Goleman en sus trabajos.
En este sentido, de las dimensiones tales como conciencia de uno mismo, se derivan capacidades como:
Conciencia emocional (reconocer las propias emociones y sus efectos) autovaloración adecuada (conocer fortalezas y debilidades) y
autoconfianza (seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades).
La autorregulación supone capacidades como el autocontrol (manejo adecuado de emociones e impulsos conflictivos), la adaptabilidad (flexibilidad para afrontar los cambios), entre otras.
La motivación integra la motivación de logro (esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia), la iniciativa (prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión) y el optimismo (persistencia en la consecución de objetivos a pesar de los obstáculos y contratiempos).
La empatía que implica (comprensión de los demás, desarrollo de los demás, aprovechamiento de la diversidad, orientación hacia el servicio).
Las habilidades sociales suponen (fomentar las relaciones instrumentales, trabajar con otros en la consecución de objetivos compartidos, creación de una sinergia, complementación de energías que contribuya a alcanzar los objetivos del grupo.)
Constituyen elementos de análisis primordiales, la importancia que concedemos al reaprendizaje emocional; la cual nos permite defender la posibilidad de remodelar los hábitos emocionales en función de que favorezcan el bienestar y desempeño eficaz del sujeto en las distintas esferas de su vida.
Finalmente queremos subrayar que las habilidades emocionales no se contraponen a las intelectuales o cognoscitivas, sino que se integran, de igual forma que el concepto de inteligencia emocional al de inteligencia, aunque la presente investigación se centra en el desarrollo de capacidades y habilidades emocionales, partiendo de que éstas aportan al sujeto:
·         persistencia,
·         entusiasmo,
·         autocontrol y
·         optimismo, necesarios para la salud, las relaciones, el éxito y el bienestar humano, lo que constituyen premisas importantes para el desarrollo personal de los lanzadores y su rendimiento en la Competencia deportiva.